viernes, 5 de junio de 2009

Vamos a proponernos la muerte

Vamos a proponernos la muerte
la muerte pura, sencilla y oxigenada
la que enardece y deja caer los misiles
la que maldice y luego hace renacer en silencio

La muerte silenciosa
contrincante de si misma
la muerte como orgasmo de la injusticia
y rebelión de la codicia

La muerte como objeto frágil
y detallado, como café, mantequilla y carne
como “i” griega y latina
como insomnio y bostezo final

La muerte como fenómeno desnaturalizado
como binomio insondable del rencor con la piedad

La muerte como analgésico
como medicina que se administra
para esclarecer las sombras
y luego promueve un juicio a la paciencia
para hundirnos en necedad

La muerte como la furia
y el celo de las bestias
como generador activo de soledad
callejón sin salida, condena, sentencia
antónimo de un parque de diversión

Vamos a proponernos la muerte
y despertarnos al día siguiente
viendo a la ciudad en ruinas
prohibida, arremetiendo contra
los asesinos del tiempo
los que confirman su vida desabitada
los que componen infiernos
de la conformidad

Que la muerte a su paso como bombardero
asesine a los poetas
a sus plumas y sus estériles musas
que acabe con los niños, con los civiles,
con los inocentes, con la vergüenza del anciano
con las mujeres que lloraron
y sus vestidos y sus promesas

La muerte como insomnio
como ambición
como ultima estación

Como episodio bendito
instantáneo, fugaz
mas allá de la vida
y su inherente
pausado dolor

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